Hoy en día, y producto de la Pandemia, donde se hace difícil enseñar una “buena convivencia escolar presencial” entre compañeros y compañeras, podemos preguntarnos ¿De dónde parte este convivir con respeto hacia el otro?
La estimulación “afectiva” temprana es muy importante para que nuestros hijos e hijas crezcan de manera armoniosa y así puedan desarrollar al máximo sus potencialidades genéticas, es decir que los rasgos de personalidad, afectividad y socialización parecen elaborase tempranamente durante los primeros años de vida y resulta más importante aún, que los padres y docentes consideren el componente emocional en sus relaciones con otros niños.
Los docentes tenemos la obligación de ofrecer a niños y niñas diferentes propuestas o estrategias dentro de la sala de clases que les permitan comenzar a participar en la vida ciudadana, es decir que como alumnos y alumnas cuando se encuentran en un espacio donde su voz y la de los demás son escuchadas, donde las opiniones se toman en cuenta, donde se intenta comprender los argumentos de todos, donde se hacen acuerdos y se vela por el cumplimiento de normas consensuadas, se tiene la oportunidad de experimentar situaciones cotidianas donde pueden ejercer efectivamente sus derechos, y en este sentido es importante mantener en el tiempo momentos para que niños y niñas puedan conversar sobre las normas de comportamiento que nos “ayudan a portarnos bien” (frase que a mi parecer significa, que un niño o niña respeta a los demás, por lo tanto no hiere, no pega, no muerde y no insulta), para establecer colectivamente un reglamento de convivencia que pueda ser aceptado y respetado por todos.
Es aquí donde damos un valor agregado a los buenos modales, donde la escuela es la única institución, fuera de la familia, donde todos los niños y niñas acceden y transitan muchos años de su vida, y que se convierte en el lugar adecuado para hablar sobre ellos y para reflexionar acerca de cómo inciden en las relaciones sociales que establecemos a diario con otros. La escuela da la oportunidad de que niños y niñas puedan practicar y disfrutar de buenos modales con personas que no son sus familiares en ámbitos más diversos, ya que les enseña a ser amables y respetuosos, a pedir permiso, a decir “muchas gracias”, “por favor” y a saludar todos los días, y que como docentes debemos convertir estas acciones en objeto de enseñanza para que, en un futuro, nuestros alumnos y alumnas puedan trasladar este aprendizaje a un contexto más amplio.
Por otro lado, el hogar es el primer ambiente propicio entre sus miembros para desarrollar valores de amor, unión familiar y el respeto al espacio de cada uno, mediante la adopción de armonía, cooperación, tolerancia y honestidad y ten presente que la forma en la que tu hijo o hija convive en el seno familiar es fundamental para determinar el tipo de relaciones en las que se involucrará, así como también las decisiones que tomará en otros ambientes sociales.
Comparto algunos consejos y normas que estimularán afectivamente el desarrollo de una buena convivencia en el hogar junto a tu hijo o hija.
Consejos de convivencia en familia
* Favorece la comunicación; hablar con honestidad y sinceridad evita que las emociones se antepongan a la razón, es decir, que, si en alguna discusión cedemos ante el enojo, es mejor conocer qué es lo que exactamente sucedió y las razones de lo que nos llevó a enojarnos.
* Respetar el tiempo del otro: planificar y organizar horarios de actividades y responsabilidades que se tienen en el hogar.
* Tolerar los gustos diferentes; es importante que padre e hijos/as respeten la individualidad de cada uno, es decir, que cada uno tiene derecho a expresar sus gustos, por ejemplo, dentro de su dormitorio o de cómo vestirse.
* Mantener el orden; el respeto por los espacios compartidos es fundamental, ya que a veces los conflictos surgen por compartir espacios desordenados, el orden permite sentirse respetados en espacios que son compartidos por hermanos, por parejas o por cualquier integrante que viva en casa.
* Pasar tiempo en familia que permita conocerse entre todos, compartiendo tiempos de ocio y participar en actividades que promuevan la alegría, el gozo o disfrutar por ejemplo de juegos de mesas, video juegos, o simplemente cenar en familia.
Normas de convivencia que puedes establecer en casa para tu hijo/a
1. Siempre saludo al llegar
2. Ayudo a mi familia
3. Ordeno mi dormitorio
4. Hago los deberes
5. Respeto a los mayores
6. Comparto mis juguetes
7. Pido las cosas por favor
8. Doy las gracias
9. Hablo sin gritar
10. Me despido cuando me voy
La construcción de una sana convivencia no se da por sí misma, sino que se construye día a día en la relación que se tiene dentro del hogar y la relación del profesor o profesora con el alumno y alumna, es decir, se construye en conjunto con la familia y la escuela, sin embargo, podemos decir que el camino a una sana convivencia, parte desde el hogar, donde se producen los procesos de comunicación, emociones, valores, roles, estatus y se entregan herramientas de poder interactuar con diferentes subsistemas, en el desarrollo de habilidades sociales que se darán después en el espacio escolar.
Docente: Marisabella Ascencio